jueves, 10 de enero de 2013

Como sobrevivir a una subrogación (I)

Muy probablemente, en unas semanas, todos los trabajadores de la empresa para la que actualmente trabajo pasaremos a trabajar para otra empresa que se va a encargar desde entonces de prestar los servicios que estamos prestando nosotros de momento. Este curioso hecho se llama subrogación y ante las dudas, incertidumbres, angustias y dolores en el dedo meñique del pie izquierdo que están surgiendo escribo esta pequeña guía para que mis compañeras y compañeros se sientan más aliviados (o quizás más confusos, quién sabe).

El trabajador que va a sufrir el proceso de la subrogación pasa por diversas fases: sorpresa, incredulidad, negación, aceptación y, por último, tímido, mudito y dormilón.

Una vez sepamos que vamos a cambiar de empresa es importante tratar de comportarse con normalidad y conservar la calma. Hay que mantenerse alejado de cualquier objeto afilado, fármacos peligrosos, sogas o grandes alturas así como apartar la idea de tu cabeza de coger el primer vuelo que haya al extranjero. Piensa por el contrario que vas a vivir una experiencia original y única, algo que siempre podrás ocultar a tus nietos.

Es muy normal sentir cierto miedo ante el hecho de cambiar de empresa, pero no hay motivo para ello: os aseguro que en la nueva empresa no hay monstruos, insectos gigantes ni fantasmas… Bueno, ¡qué demonios!, quizás si los haya pero uno no se puede dejarse ame… armedr… debe tener valor. Tenemos que aceptar la situación sin dramas, por lo tanto solo acudiremos al teatro o al cine para ver comedias (si la subida del IVA te deja dinero, sino mejor directamente no ir).

A medida que pasen los días y se vaya acercando la fecha del cambio vuestra posición de incredulidad y de “esto es un sueño” pasará a la de aceptación y a “esto es una pesadilla”, hasta que por fin llegue el día. Es inútil, repito, inútil, esconderse ese día debajo de la mesa, en el armario del servidor o en el baño (y en este último caso es, además de inútil, peligroso), Recuerde que en los momentos de tensión es cuando sale lo mejor de uno mismo (esta es otra razón de peso para no esconderse en el baño) finalmente le encontrarán y le pedirán amablemente y posteriormente a la fuerza que desaloje las instalaciones de su empresa actual y ocupe las de la nueva. Una vez esté todo el mundo fuera la oficina será rellenada con cemento.

(Continuará)

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